Power Girl/Wonder Woman: Esclavas de Warlord | By : BrokenDarkFantasies Category: DC Verse Cartoons >no category yet > no category yet Views: 3612 -:- Recommendations : 1 -:- Currently Reading : 4 |
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Ya había pasado un día desde que Power Girl había sido brutalmente violada por Warlord. La kryptoniana había pasado la mayor parte de aquel tiempo durmiendo, y las veces que despertaba se mantenía en silencio por la vergüenza. Diana intentó hablarle en algunas ocasiones, pero obtuvo respuestas cortas o directamente ninguna. Por ello es que ambas mujeres quedaron en silencio durante horas, hasta que la hora de Diana llegó.
La puerta se abrió, y Warlord entró finalmente a la habitación.
—¿Cómo se encuentran mis putas? —preguntó Warlord.
—Cállate, bastardo —exclamó Diana—. Si te acercas, te dejaré eunuco.
—Amenaza todo lo que quieras. Pero ahora voy a hacerte gemir como la sucia puta que eres.
Warlord camino hacia la Mujer Maravilla, la cual le arrojó una parada que fue rápidamente atrapada. Con una sonrisa arrogante, el varón le dio un rápido golpe en la rodilla para sacársela de lugar. Diana gritó de dolor antes de recibir una sonora bofetada.
—Si te resistes, voy a tener que domarte a golpes.
Warlord la tomó del águila del escote y la hizo descender, dejando al descubierto los grandes y suaves senos de la Mujer Maravilla, la cual simplemente intentó apegarse lo más posible a la pared.
Warlord sujetó los senos de Diana y sin dudar metió su cabeza entre estos. La reina de las amazonas se sintió asqueada cuando la áspera lengua de su enemigo empezó a frotarse por en medio de su pecho y los costados de su busto. Con sus grandes manos los estrujaba para provocarle muecas de odio y dolor. Un pequeño rubor apareció en sus mejillas debido a la vergonzosa y humillante situación que le tocaba vivir. Warlord atacó directamente el pezón izquierdo de la mujer mientras con una mano apretujaba el pecho derecho. Con la mano libre, rompió las bragas que la heroína traía bajo su falda y sin dudarlo le introdujo tres dedos a la fuerza por la vagina. Diana soltó un gemido fuerte al sentir su intimidad siendo invadida. Los dedos del violador se movían con fuerza mientras la palma de su mano se frotaba con dureza contra su clítoris, produciéndole algo de ardor y un muy leve placer. La amazona se mordió con fuerza el labio inferior, en un inútil intento de acallar sus nacientes gemidos. Warlord repentinamente empezó a bajar y dirigió su cabeza a la entrepierna de la heroína. Pronto se puso las piernas de esta encima de sus hombros y hundió su boca en el coño de la mujer. Diana no pudo evitar soltar un gemido cuando aquella lengua se introdujo en su vagina con el mismo salvajismo que caracterizaba cada acción del asesino. Las fuertes manos del guerrero se aferraron a los muslos de su esclava mientras sumergía más su rostro entre aquellas contorneadas piernas. La Mujer Maravilla se mordía con tanta fuerza el labio que empezaba a lastimarse, al mismo tiempo que se agitaba violentamente en un inútil intento de librarse de aquel culposo placer. La espalda de la amazona se arqueo mientras la lengua del criminal se frotaba lentamente pero con fuerza contra aquellas húmedas paredes vaginales. Al mismo tiempo, el labio superior de Warlord ejercía presión y se frotaba contra el clítoris de su víctima, logrando estimularlo. El rostro de la amazona era una amalgama de asco y placer, acompañado por el rubor de la vergüenza. Debido a la fuerte estimulación que estaba recibiendo, no tardo mucho en tener un orgasmo en la boca de su violador.
—¡Ja! —exclamó Warlord mientras se levantaba—. Sabía que lo disfrutarías, puta. La verdad, eres la que más deseo quebrantar.
Diana lo miro con profundo odio mientras Warlord tocaba unos botones en sus grilletes, provocando que estos se abrieran. La amazona cayó al suelo por la sorpresa inicial mientras su enemigo daba unos pasos hacia atrás. La reacción furiosa de la heroína no se hizo esperar y se lanzó hacia adelante mientras lanzaba un derechazo. Warlord, sin dejar de sonreír con arrogancia, empezó a retroceder para esquivar cada golpe que le era arrojado. Finalmente tomó a la mujer del rostro y la azotó contra el suelo, dejándola bastante atontada. Warlord la observó —centrándose especialmente en los pechos de la fémina— mientras se sacaba sus atuendos para dejar al descubierto su erección. El hombre cayó de rodillas sobre el suelo y le conectó un puñetazo demoledor en el abdomen, logrando mantenerla en el suelo y sacarle el aire. Sin perder el tiempo le introdujo a la fuerza su miembro por la boca, y de un solo movimiento la penetró hasta la garganta. Diana inmediatamente sintió arcadas por la invasión de aquel enorme falo a su garganta, lo cual era incómodo y doloroso. Warlord la sujeto de los pechos para tener un mejor agarre y empezó a mover sus caderas con fuertes vaivenes.
—Me parece justo que me regreses el favor con tu boca de zorra.
Diana intentó morder el miembro que invadía su boca, pero esto solo le estaba causando más daño a ella que a él. Por más que intentaba liberarse, el peso y la inmensa fuerza de su enemigo no le daba la más mínima oportunidad lograrlo. Warlord, por su parte, gemía cual animal mientras sentía como su miembro se abría paso por la boca y garganta de la mujer. Aquel palpitante falo llenaba completamente la boca de Diana, provocando un roce constante contra su lengua. La saliva de la amazonas empapaba el contorno de aquel falo y parte de esta caía por su rostro debido a los continuos movimientos. Varios hilos de saliva conectaban su rostro con los testículos de su violador, los cuales se chocaban con fuerza contra su nariz y ojos. Las lágrimas de impotencia y dolor se asomaban por sus ojos al ser sometida a tal bajeza. La poderosa y orgullosa reina de las amazonas se sentía reducida al rango de la más sucia prostituta. Sus finos labios se empezaban a agrietar al ser expandidos de forma tan violenta, mientras que el calor de su boca no hacía más que estimular a su victimario. Los movimientos de las caderas de Warlord fueron acelerando e intensificándose, al igual que sus gemidos se iban haciendo más intensos. Wonder Woman, sabiendo lo que estaba por ocurrir, simplemente cerro los ojos y sintió como una enorme descarga de semen golpeaba directamente su garganta y se introducía por esta. Warlord mantuvo su miembro sumergido en la garganta de la amazona durante unos segundos hasta largar todo su esperma en esta. Al ir sacándolo, los restos que quedaban en su pene fue frotándose por la lengua y las papilas gustativas de la mujer.
—Saboréalo, maldita cerda. Es el alimento que les planeo dar estos días.
Diana empezó a toser de forma descontrolada, provocando que vomitara un poco de aquel semen que no pudo terminar de digerir. Warlord aprovechó para sujetar a la Mujer Maravilla de las piernas y la levantó del suelo solo para azotarla con gran ferocidad contra este. El piso se agrieto y quebró bajo su cuerpo, el cual se encontraba adolorido a pesar de no haber sufrido daños notables. Warlord la hizo quedar apoyada únicamente con sus hombros en el suelo —elevando el resto de su cuerpo— mientras apoyaba su glande en la vagina de la amazona. Con una media sonrisa, la penetró de un solo movimiento. Aquella acción hizo gritar de dolor a la heroína, que con desesperación trataba de golpear o arañar a su violador. Pero Warlord no dejó de sonreír mientras retiraba la mayor parte de su miembro del interior de su víctima, solo para volver a penetrarla con gran fuerza. Diana apretaba los dientes de la furia mientras sus lágrimas escapaban en cada estocada. La heroína más importante de la Tierra, estaba siendo sometida por uno de los seres más bajos del universo.
El pene de Warlord se frotaba con fuerza contra las paredes vaginales de su nueva víctima, llegando a penetrar más allá del cuello uterino de esta. Diana gemía del dolor mientras todo su cuerpo era sacudido por cada golpe de las caderas del varón. Los enormes pechos de la amazona se movían al ritmo de las frenéticas embestidas, provocando un lujurioso espectáculo para su captor. El mercenario jadeaba como un perro mientras su saliva caía sobre los senos de la reina. La Mujer Maravilla gritaba y vociferaba de la furia y la impotencia, dejando escapar en aquellos gritos todo lo que sentía. Warlord solo sonreía mientras la violaba, pero decidió ir un poco más lejos. Aprovechando su inmensa fuerza, saco rápidamente su miembro solo para dirigirlo hacia el ano de la mujer. Al igual que hizo antes, la penetró de un solo movimiento hasta lo más profundo que pudo. El grito de dolor por parte de Diana no se hizo esperar, y fue tanto el malestar que la mujer se quedó inmóvil por unos momentos. Warlord no tuvo misericordia y empezó a embestir con gran furia el recto de su víctima, no tardando en sentir en sangrado en este. Los ojos de Diana se llenaron de lágrimas y no pudo evitar empezar a llorar de forma desgarradora, sintiendo como todo lo que ella representaba se derrumbaba. Warlord sentía como el apretado recto de su esclava iba cediendo ante su fuerza, lo cual solo lo hacía intensificar sus movimientos. Y Diana no podía hacer nada mientras sentía como aquel inmenso falo la desgarraba y aquellos testículos chocaban violentamente contra sus glúteos. El asesino, para seguir humillando a la heroína, saco su miembro para meterlo nuevamente en su vagina. Y tan rápido como hizo esto, lo volvió a sacarla para otra vez introducirlo en su ano.
—¿Dónde te gusta más, puta? —preguntó mientras retiraba su miembro del recto ajeno—. ¿Por tu coño? —preguntó mientras la penetraba vaginalmente, para después empezar a sacarlo—. ¿Por tu culo? Contesta, maldita cerda.
—Voy a matarte —murmuró Diana, casi sin fuerzas—. ¡Te juro por los dioses que voy a matarte!
Ante aquello, Warlord le conectó un feroz derechazo en la mandíbula que le hizo escupir bastante sangre.
—Nadie podrá salvarte, cerda. Si tus dioses vienen por ti, los mataré y las violare como te violó a ti.
Warlord volteó violentamente a Mujer Maravilla, provocando que esta quedará boca abajo. Rápidamente levantó las caderas de la mujer y le introdujo su miembro en por el año, mientras con la pierna derecha le pisaba la cabeza. En medio de risas y jadeos bestiales, empezó a embestir el recto de su víctima. Wonder Woman lloró en silencio, con sus ojos reflejando un dolor y un odio inmenso. La heroína estaba completamente quebrantada. Warlord arremetió con una gran furia, buscando claramente lastimar a su esclava mientras la violaba. Sus caderas se movían a un ritmo que pocas mujeres podrían soportar, y su saliva caía a grandes cantidades sobre la fémina. Entre gruñidos, finalmente el violador tuvo un fuerte orgasmo dentro de Diana, quien sintió el cálido y espeso líquido llenar su colon.
—Ah, ¿ves qué lo gozaste, cerda? —preguntó el varón mientras se levantaba, con su miembro aún conectado al ano de la reina por hilos de semen.
—Eres un cerdo —dijo Power Girl, por detrás de Warlord.
—Ustedes son las cerdas que disfrutan de ser violadas —aseguró Warlord, tomando la cabeza de Diana e introduciéndole el miembro a la fuerza por la boca—. Límpialo, puta.
A la Mujer Maravilla ya no le quedaban fuerzas para resistirse, y simplemente dejó que el varón frotase su miembro por todo el interior de su boca. En los ojos de Diana no se veía ya expresión alguna.
—Será mejor que se acostumbren —afirmó Warlord, moviendo la cabeza de la amazona a su gusto—. Voy a violarlas todos los días, que es justo lo que las mujeres merecen. Voy a obligarlas a tener a mis crías, porque me da curiosidad saber que saldrá de esta cruza, y las seguiré violando mientras están preñadas.
—Cuando nos liberemos…
—Nunca lo harán —aseguró Warlord, retirando su miembro de la boca de Diana—. Mientras más rápido acepten su nuevo destino, será mejor para ustedes —dijo mientras arrastraba a Wonder Woman hacia sus cadenas—. Pueden elegir: tener sexo consentido o seguir siendo golpeadas y violadas. Sé que a las mujeres les encanta la segunda opción, aunque lo nieguen —afirmó mientras terminaba de apresar a la heroína.
—Algún día, Warlord, te toparas con alguien más fuerte que tú.
—Puede ser —afirmó el czarniano, caminando hacia la puerta—. Y ese día tal vez sean liberadas, como también podrían tener un nuevo amo peor que yo. Duerme bien pensando en eso, puta.
Y tras esas palabras, Warlord cerró la puerta tras de si.
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