Power Girl/Wonder Woman: Esclavas de Warlord | By : BrokenDarkFantasies Category: DC Verse Cartoons >no category yet > no category yet Views: 3612 -:- Recommendations : 1 -:- Currently Reading : 4 |
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Karen se encontraba totalmente desnuda y de pie, sin cadenas ni grilletes en sus extremidades. Ella estaba de pie en lo que parecía el interior de una cabaña, observando como Warlord —sentado en una gran mesa— devoraba un enorme pedazo de carne.
—Has cocinado bien —afirmó Warlord, con la boca llena—. Has sido una putita muy obediente, tanto fuera como dentro de la cama.
—Me alegro de que esté satisfecho, amo —respondió Power Girl, con la mirada baja.
—Aún no del todo, tetona —afirmó el varón mientras la tomaba del trasero—. Quiero mi postre.
Warlord se encontraba recostado en una cama, con las piernas separadas y Power Girl entre estas. Los enormes pechos de la kryptoniana rodeaban el grueso miembro del mercenario mientras bajaba y subía para masturbarlo. Al mismo, la rubia chupaba con gran fuerza todo lo que podía del falo de su amo mientras su lengua se restregaba por cada lugar al que llegaba. Pequeños rastros de saliva —mezclados con el líquido pre seminal del criminal— manchaban los generosos senos de la esclava, que era contemplada con lujuria por Warlord. El varón no perdía detalle de como aquellos grandes pechos lo masturbaban cada vez más rápido, y como aquellos labios chupaban su miembro con gran pasión. Y en los ojos de la kryptoniana se reflejaban la lujuria, el placer y la culpa. Finalmente, tras una larga estimulación, una gran descarga de semen inundó la boca y la garganta de la esclava, que no tardó en tragar la totalidad de aquel líquido.
Power Girl cambio de posición y se sentó encima del varón, provocando que el miembro de este se enterrara dentro de su vagina. Un pequeño gemido le siguió a varios, mientras las caderas de la kryptoniana se movían de adelante hacia atrás, y de arriba hacia abajo. Las fuertes manos del criminal se aferraron al firme y redondo trasero de su esclava, mientras sus testículos impactaban contra este. Los voluminosos pechos de Power Girl se sacudían al ritmo de los sentones de la fémina, dándole una hipnótica vista al varón. Warlord no tardo en llevarse uno de estos a la boca, comenzando a chuparlo y morderlo como un animal hambriento. Karen simplemente apoyó una de sus manos en la nuca de su amo, mientras sus apasionados gemidos llenaban la rústica habitación. Totalmente extasiada, la vagina de la kryptoniana se humedecía más y más conforme aquel miembro embestía hasta la parte más profunda de su cuello uterino. Las calientes paredes vaginales de la kryptoniana se contraían sobre aquel grueso y palpitante miembro que estimulaba cada parte de su ser, y la penetraba como un animal en celo. Los frenéticos sentones de Power Girl se volvían cada vez más rápidos, mientras los gemidos de esta se convertían en gritos de placer. Su trasero —ya rojo por las nalgadas y apretujones— chocaba incesantemente contra los testículos de su amo, que no dejaba de chuparle y morderle los senos. Y con esa oscura pasión entre el violador y su víctima, no pasó mucho más para que el útero de la fémina fuera nuevamente inundado por una enorme descarga de aquel cálido semen. Ambos dieron un último gemido de placer antes de quedarse recostados, con la esclava apoyando su cabeza en el pecho de su amo.
Wonder Woman se encontraba recostada de costado en el suelo, con sus ojos amargados mirando en dirección a la sucia y oscura pared de su calabozo. De repente, un portal se abrió a sus espaldas y de este salió Power Girl con dos platos de comida, y restos de semen cayendo de entre sus piernas.
—Diana —habló la kryptoniana—. Sé que estas despierta. Debes comer.
Power Girl le dejó el plato detrás suyo y después fue a sentarse contra una de las paredes. La Mujer Maravilla se quedó en su misma posición, sin siquiera voltearse a ver que había en el plato.
—Diana, por favor…
—No me hables, maldita traidora —exclamó con molestia la amazona.
—Por favor, ya hablamos de esto. Lo que hago…
—¡Basta! —vocifero la monarca mientras se sentaba en el suelo. Volteando hacia su compañera, la miro con gran asco y desprecio—. Deja de poner excusas. Desde el primer día noté como disfrutaste ser violada por ese monstruo, pero no quise creerlo. Ahora te entregas a él todos los días, como una sucia ramera. Yo te respetaba, Karen. Te creía una verdadera heroína, incluso una amazona honoraria, pero me equivoque.
—Me entregó a ese monstruo cada día, para asegurarnos un plato de comida —contra argumentó Karen—. Si no lo hiciera, nos mataría de hambre. Hago lo que hago para que podamos sobrevivir.
—¿Sobrevivir para qué? —preguntó con furia la amazona—. Nadie vendrá a rescatarnos. Preferiría morir de hambre antes de seguir viviendo como la esclava sexual de ese animal.
—Si seguimos vivas, tarde o temprano encontraremos una forma de escapar —aseguró Power Girl—. Incluso en estos tiempos oscuros, debemos mantener la esperanza.
—No trates de sonar como Superman, porque no lo eres. ¡Insultas su memoria al revolcarte con su asesino! No eres más que una sucia puta que disfruta ser tener dentro el pene de un violador. No me sorprendería que también disfrutes ver como me viola.
—No digas eso, Diana —respondió Karen, con molestia y dolor en su voz—. Todos los días intento convencerlo de que te libere, pero él…
—Nunca me liberará, y nunca me volveré una puta como lo eres tú.
Karen simplemente agachó la mirada, sin interés en seguir aquella odiosa discusión. Día tras día, ella debía actuar como la sirvienta de Warlord: cocinándole y limpiando su hogar. A cambio de ello, él les daba las sobras de su comida, solo después de haber disfrutado del cuerpo de la kryptoniana. Mientras que Diana seguía siendo violada un día por medio, Karen debía tener sexo con él todos los días. Y lo disfrutaba, no podía negárselo a si misma. Desde el primer día, una oscura y retorcida parte suya había disfrutado de ser violada por aquel animal. Y eso la hacia odiarse, pues el monstruo que creía había asesinado a su primo — al cual veía violar a aquella que consideraba una amiga y un modelo a seguir— era el mismo ante el cual su cuerpo cedía para dar rienda suelta a sus más oscuros placeres. Por lo que, aunque a Diana le decía que se entregaba a él por el bienestar de ambas, una parte suya le decía que lo hacía porque realmente disfrutaba de ello. Disfrutaba de la brutalidad con la que Warlord la tomaba. Disfrutaba ser sometida ante un ser tan cruel y repulsivo. Disfrutaba ser su sumisa; su esclava.
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